miércoles, 4 de agosto de 2010

EL JOVEN AMOR

Raquel Aguilar Núñez


En el periodo en que los musulmanes dominaron la península, había un reino cristiano en el Norte que resistía la invasión otomana. Los cristianos no eran muy numerosos pero tenían mucha voluntad y valentía.
Un día decidieron embarcarse en un navío llamado “La Fortuna”. Su plan era bordear toda la península por la parte oeste, remontar el Guadalquivir haciéndose pasar por comerciantes franceses porque ya que así los dejarían entrar, y finalmente desembarcar en el puerto de Sevilla.
Cuando llegaron a Sevilla su plan iba según lo previsto y sin ningún altercado. Justo después de desembarcar partieron hacia el Califato de Córdoba. Por el camino, pasaron por la plaza fuerte de Alkala wa-d-aira, donde descansaron y conocieron la noticia del traslado del Califa a la recién construida ciudad-palacio de Medina Al-Zahara.

Después de dos largas semanas de viaje llegaron a la ciudad, pero justo iban a entrar en el palacio cuando los guardias descubrieron que llevaban armas y los detuvieron a todos.
Entre los cristianos, había un niño de unos doce años que hasta entonces había pasado desapercibido. Su nombre era Fernando. Era alto, tenía los ojos de un color miel que hacia que su cara pareciera más infantil aún. Su pelo era rizado y del mismo color que sus ojos. Ninguno de los tripulantes se había dado cuenta de que Fernando iba dentro del barco porque éste entró justo cuando zarpaban. Pero lo que tampoco sabían era que aquel niño que se había colado en aquella aventura, era el hijo del rey.
Los guardias anunciaron lo acontecido al Califa, que decidió que todos los cristianos serían ejecutados al atardecer. Los cristianos, en ese momento se dieron cuenta que Fernando se encontraba entre ellos, por eso pidieron al Califa como último deseo que los matara a ellos pero que liberara al chico. Este aceptó la petición pero tendría que trabajar en el palacio como esclavo. Una de las criadas le dijo a Fernando que la acompañara hasta la salida de aquella sala, justo cuando los guardias comenzaban a llevarse a los cristianos. En se momento el joven se encontró con la visión más hermosa de su vida:
Su mirada se había cruzado con la de la hija del Califa, Jazmín. Al igual que él, tenía unos doce años, pero físicamente era totalmente diferente ; ella tenía unos ojos azules como el cielo a primeras hora de la mañana, cosa no muy común en un niña musulmana.
Su pelo era largo y liso y de un negro tan profundo que en ocasiones llegaba a parecer desprender un resplandor cuando la luz lo tocaba. Ella también miraba a Fernando pero de repente ambos salieron de su ensimismamiento porque la sirvienta le dijo de nuevo al chico que la acompañara. Ahyra, que así se llamaba iba riéndose por el pasillo hasta las cocinas. Fernando le pregunto por qué se reía a lo que ella le respondió de manera que hizo que este se ruborizara.
Le dijo que le hacia gracia la manera en que miraba a la princesa. Era la sirvienta que más apreciaba Jazmín no solo porque era muy buena con ella, sino porque era su nodriza. Fernando le pidió que le contara más cosas sobre la princesa y fue entonces cuando Ahyra se dio cuenta de que se había enamorado. En ese momento, se percató de que ya era demasiado tarde para trabajar, por ello le llevó hasta una habitación para que descansara. Éste le dijo que quería saber más sobre la princesa pero la nodriza le dijo que después de un viaje tan largo, lo mejor era descansar. Pero él no lo hizo.

Después de haber visto aquella mirada, lo único que no podía hacer era dormir. Estuvo toda la noche pensando en la penetrante mirada que lo había dejado como atontado, hasta que por fin consiguió dormirse .Después, cuando el ama fue como cada noche a cepillar el pelo a Jazmín, se encontró con que esta estaba más nerviosa de lo normal, pero no le hizo falta preguntarle por qué, fue ella misma la que comenzó a hacerlo: quién era aquel misterioso chico, cómo se llamaba, qué edad tenía; preguntas que fueron respondidas por por la nodriza, y que le dieron a entender que el amor que Fernando sentía por ella, era correspondido. Al día siguiente, cuando el joven se encontraba trabajando en el jardín, apareció de repente Jazmín, que se sentó en un banco de piedra cercano a donde él se encontraba; justo en ese instante, comenzó a hablarle y él le respondió. Pasaron varias horas hablando sin darse cuenta de que el tiempo seguía avanzando. Aquella noche, Jazmín le estuvo contando todo lo que había estado hablando con él, pero ésta no se sorprendió demasiado, ya que antes o después ambos se encontrarían.
Desde aquel día Fernando y Jazmín se encontraban en aquel banco cada día para hablar, porque para ellos lo importante no era de que hablar, para ellos lo importante era simplemente estar juntos.
Pasaron varios años, exactamente cuatro, por lo que ambos eran ya dos adolescentes. Fernando era ahora un muchacho alto y fuerte, tenía los ojos color miel, y seguía teniendo un bonito pelo rizado.
Jazmín también se había convertido en una hermosa joven que tenía un peculiar color azul en sus pequeños ojos, y un largo y negro pelo. Un día, los dos decidieron que después de tantos años de amistad era el momento de dar un paso más en su relación .Por eso una tarde se sentaron en aquel banco donde se conocieron, y se dieron su primer beso.
Desde ese día, cada noche, Fernando subía al balcón de la princesa y le daba el beso que velaría los sueños de ambos. Nadie excepto Ahyra sabía estaban juntos, y tampoco les convenía demasiado que alguien más lo supiera, porque sabían que el Califa se opondría rotundamente a que ellos dos estuvieran juntos. Ambos decidieron que iban a escaparse del palacio para poder estar juntos sin que nadie se opusiera. Decidieron que se irían una semana más tarde. El motivo de hacerlo así era que en aquella fecha era el cumpleaños del Califa, por lo que todos los ciudadanos podían entrar en el palacio para dejar sus presentes. Ahyra les prestó ropas de sirvientes para pasar desapercibidos entre la multitud. Pudieron escapar de la Medina Al-Zahara para dirigirse a Sevilla y desde allí iniciar una nueva vida. En el puerto encontraron amarrado el buque que trajo a Fernando, y tras reclutar al pasaje y aprovisionarse de víveres zarparon con destino a tierra española.
Tras varias semanas de navegación consiguieron llegar al mar cantábrico y en el puerto de Gijón atracaron la nave. Tras desembarcar, la noticia del retorno sano y salvo del príncipe heredero corrió como la pólvora hasta llegar a oídos del rey que tras su desaparición había comenzado la reconquista de la península ibérica como venganza por la supuesta muerte de su primogénito.

El reencuentro de padre e hijo fue muy emocionante, a la vez que la noticia de que Fernando y Jazmín estaban juntos y que esperaban un hijo provocó una tormenta de emociones en el Rey que acepto de muy buen talante a Jazmín y la acogió como una hija. El vástago de los príncipes nació sano y fuerte y tras su nacimiento fue proclamado Príncipe de Asturias, titulo que perduró en los herederos de la corona de España. Alfonso fue su nombre, y consiguió mediante sus escritos que la historia de sus padres se convirtiera en una de las leyendas de amor más importantes de la literatura patria.


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