domingo, 25 de julio de 2010

EL ESPEJO MALDITO 1

Por Raquel Aguilar Núñez.

Había una vez una familia que vivía en un castillo. Era la familia Bonasier, que estaba compuesta por: el señor Ricardo Bonasier, la señora Angélica Bouvier y sus dos hijos David y Alicia.
Toda la familia vivía feliz y tranquila en el castillo, pero no eran conscientes del peligro que corrían, pues en el ala sur del castillo había una vieja habitación cerrada con cadenas. Dentro de esta había un misterioso espejo, el cual no era un espejo normal y corriente pues este espejo tenía la capacidad de poseer el alma de cualquier ser vivo que se acercara a él.
La familia Bonasier aún estaba a salvo de este peligro, pues el espejo se encontraba en un largo letargo de sueño.
Una mañana llegó al castillo una visita inesperada, se trataba del señor Eduardo Bouvier, hermano de Angélica. El motivo de la visita no era otro que pasar las vacaciones que le correspondían después de haberse graduado unos días antes.
Eduardo se instaló en la habitación contigua a la de los niños, ya que a sus sobrinos les encantaba jugar con él. A la mañana siguiente Ricardo y Eduardo salieron al amanecer a disfrutar de un día de caza en el bosque cercano al castillo y Angélica y los niños fueron al mercado del pueblo, para comprar flores y plantas para el jardín. Toda la familia se reencontró a la hora del almuerzo y disfrutaron la magnífica comida que preparo el cocinero, a la que se sumaron algunas de las piezas que cazaron durante la jornada. El resto del día transcurrió sin sobresaltos, llegando la hora de acostarse. Cuando todos dormían, David y Alicia se levantaron a beber agua cuando de repente escucharon un grito estremecedor. No se les ocurrió otra que llamar a su tío Eduardo que también lo había escuchado.
Los tres comenzaron a buscar de donde provenía ese ruido cuando de pronto apareció Carla. Carla era una de las sirviente más antigua del castillo y lo que le dijo a Eduardo fue: es inútil que busques de donde viene ese ruido.
Eduardo se sorprendió ante estas palabras y le pregunto a Carla si ella sabía de donde provenía ese espantoso ruido. Carla le respondió: Todos los años, cuando comienza la primavera el espejo maldito despierta de su letargo con el grito desesperado de su alma maldita. Hace 64 años que vine a vivir aquí y todos los años da ese grito. Cuando llegué a este castillo yo sólo tenía 4 años y el dueño del castillo era el abuelo del señor Ricardo. Una tarde un trotamundos llegó al castillo y l e vendió al señor Fernando, que así se llamaba el abuelo del señor Ricardo, un espejo muy misterioso. Aquella noche se desató una gran tormenta y ocurrió una tragedia. El espejo poseyó el alma del señor Fernando, obligándolo a matar a su mujer, la señora Julieta Montesco. El señor Fernando al darse cuenta de lo que había hecho se suicido dejando a su único hijo, el padre del señor Ricardo todas sus posesiones, incluido este castillo y el maldito espejo.
Eduardo se quedó realmente impresionado y le dio las gracias a Carla por contarle la historia. Ni corto ni perezoso se encamino inmediatamente a contarle dicha historia a su hermana Angélica, para también evitar a Ricardo recordar malos momentos...

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