sábado, 8 de mayo de 2010

ANTONIO MACHADO

LOS OLIVOS
I
“Viejos olivos sedientos
bajo el claro sol del día,
olivares polvorientos
del campo de Andalucía”

¡El campo andaluz, peinado
por el sol canicular,
de loma en loma rayado
de olivar en olivar ! Revelación
Son las tierras
soleadas,
anchas lomas, lueñes sierras
de olivares reclamadas.
Mil senderos. Con sus machos,
abrumados de capachos,
van gañanes y arrieros.
¡De la venta del camino
a la puerta, soplan vino
trabucaires bandoleros!
¡Olivares y olivares
de loma en loma prendidos
cual bordados alamares!
¡Olivares coloridos
de una tarde anaranjada;
olivares rebruñidos
bajo la luna argentada!
¡Olivares centellados
en las tardes cenicientas,
bajo los cielos preñados
de tormentas!…
Olivares, Dios os dé
los eneros de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.
Olivar, por cien caminos,
tus olivitas irán
caminando hacia el molino,
ya darán
trabajo en las alquerías
a gañanes y braceros,
¡oh buenas fuentes sombrías
bajo los anchos sombreros!...
¡Olivar y olivareros,
bosque y raza,
campo y plaza
de los fieles al terruño
y al arado y al molino,
de los que muestran el puño
al destino,
los benditos labradores,
los benditos caballeros,
los señores
devotos y matuteros!...

A UN OLMO SECO

A un olmo viejo y hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo, en el hogar, mañana,
ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta el mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

POR LA MADRE (un hijo eterno y dormido)

Hoy la carne se comió el alma
Hoy la vida mudó de casa
Y solo se quedaron los que quedan
En esta ruleta irrebatible.
En mi llanto había más lágrimas que gente entrando
Mis lágrimas, en cada una iban mis ojos
Cada una de mis lágrimas caía llorando
viendo mares sin tierra
Esos mares, esos.

Mi vientre se quedo sin vida
El lazo se quebró dejando un desierto empobrecido
Una madre huérfana de hijo
Un hijo eterno y dormido.

Olvide por largo tiempo
Aquellos sentimientos que no utilizo
Llegue a extrañarlos inclusivamente
Creyendo que no aparecerían
Pero hoy sin más los saque de las viejas maletas
Esas donde se guarda ropa de verano cuando el frio invierno nos asecha;
Y se adjuntaron a mi entorno
Vistiendo mi cuerpo, mi alma de un negado luto. Mil veces negado.

Irremediablemente hoy me quedo.
Quisiera que esto fuese un sueño
quiera aun más que esto fuese una horrible pesadilla
de esas que poco a poco despertando terminan
de las que solo en películas, de las que solo en fantasías.
Y me apego a pisar la irrealidad
creyendo que al despertar será un día normal
un día de tantos, ahora pocos…
Ahora solo recuerdos que con frecuencia vivirán en mi mente;
y no quiero más esto
quisiera irme contigo y dejarlo todo
quisiera tenerte un segundo más
quisiera poder traerte, quisiera llevarme lejos, junto a ti
para no sufrir, para quitarme esto que me ha marcado
esto que me quema intensamente como veneno
uno que me dieron tan de pronto
uno que tan de pronto ha matado todo en mí.

Esto es una larga cicatriz
con el tiempo se irá quedando igual,
no sanará en la resignación
tal vez solo se purifique un poco
tal vez solo con maquillaje disminuya su pálido color.
No lo saben, perder
se ha vuelto algo inaguantable
un viento amargo, un viento sin oxigeno
un viento que asfixia
un aire para un pez.

Hoy al despertar la carne se comió mi vida
y la de aquel chiquillo que reía
que fue creciendo dentro de mí, junto conmigo
de mano a mi amor, a mi protección sin freno.
Los sentimientos, los sentimientos se emanan uno tras otro, uno tras otro
esta es una inmensa despedida.
Arráncame la vida
solo quiero un último beso, el de despedida
un beso que de calor a este frío cuerpo
que se ha quedado congelado ante la noticia.
Llévame o trae tu esencia por un momento
de esto que me duele hasta los dedos
no es capaz de soportarse así mismo.

No lo sé, ni siquiera estoy convencida
De digerir esto en el resto de mi vida.

POEMA DE ANNA ARALY AGUIRRE DE NUEVO LEÓN (MÉXICO)
RECITADO POR ANA CORRAL EN ALCALÁ DE GUADÍRA (SEVILLA)

TODA AGUA

Somos toda sentimiento.
Estamos hechas
de agua.

A veces, incoloras,
adoptamos la forma
de la persona amada.

Somos toda sentimiento.
Estamos hechas de agua.

A veces inodoras
adoptamos la forma
de las circunstancias.

Somos toda sentimiento.
Estamos hechas
de agua.
A veces, sin sabor,
adoptamos la forma
de una esperanza.

Somos toda sentimiento.
Estamos hechas
de agua.

AGUA PARA SEVILLA

Agua, por el agua iré.
El vuelo de una amapola
con el agua colgándose
entre mis olas solas.

Agua por el agua iré,
con el cielo de estola
y el río ensanchándose
por el agua, con mi copla.
Río, por el agua iré
Con los ojos de Pandora.
Con mi sed, entre orillas.
Por el río, desde Alcalá.
Por el agua, hasta Sevilla.

“Aún nos queda el Río, siempre nos quedará “El Río”, como nexo de ideales rebeliones interiores, como cauce de los políticamente desatendidos. Y es que …una vez perdidos…al río”

LUCRECIA ROMERO HERRERA
(Del Poemario “AZUDA”, II PREMIO PLUMIER DE VERSOS 2006)

LOS LAURELES DE OAXACA
Francisco Giner de los Ríos

Laureles, siempre laureles
por el cielo de Oaxaca.
La tarde, sobre un laurel,
nos mira pasar y pasa.

Laureles, quien os pudiera
en su corazón guardar
y llevaros a otro cielo
donde poderos cantar
con otra voz que os hiciera
bajo el cielo caminar.

Laureles, que yo no quiero
quedar sin vuestro mirar
esta tarde y este viento
que me hacen desesperar.

Laureles que ya sois míos,
no me dejéis sin cantar
veníos con la alta tarde
en mi corazón ya en paz.
Subiendo entre los laureles
lleno de la luna llena.

Oaxaca duerme allí abajo
lo tierno de su existencia,
quieto su canto interior,
plata ya su verde piedra.

Yo la sueño en los laureles
en que mi silencio tiembla.
Santo Domingo y sus torres
el claro sueño la velan.
ya los laureles acaban
en que la luna verdea.

Oaxaca duerme sus sueños
quieta, callada y serena,
vuelta solo a ese misterio
que sus tres valles encierran.

Que tu vas por los laureles
tu recuerdo acariciando.
Yo me marcho con los míos
y hasta el laurel los levanto.
Por este camino al cerro
los dos juntos tan lejanos.
Cristina.

NO TENGO TIEMPO DE PERDER EL TIEMPO

Pensamos que se nos ha acabado el tiempo
de perder el tiempo
porque ya no tenemos tiempo.

Nos agarramos al tiempo que nos queda
para seguir exprimiendo el tiempo
aunque algunos refranes nos remuevan el tiempo:

Tiempo pasado, traído a memoria, da más pena que gloria.
Tiempo desperdiciado, nunca recobrado.
Tiempo tuviste: no culpes al tiempo, sino a ti que lo perdiste.
Tiempo y hora no se tapan con una soga.

El futuro del tiempo depende del tiempo.
Jamás tiempo pasado fue mejor
y nunca el tiempo presente fue tan peor.

Aunque en éste paréntesis de tiempo
te decimos feliz sesenta tiempos
en las esquinas de los sesenta soles
con las sesenta sonrisas.
Feliz sesenta cumpleaños.
Juan F. Vergara
A mi amigo Paco López en su 60 cumpleaños.
Premià de Mar, 12 de abril de 2003

REVELACIÓN

Un destello, una luz, una revelación, sólo eso.
Saber que soy materia estelar no me consuela.
Morir lentamente en la agonía de no conocer que Parca mueve mis hilos es un dolor punzante que me atraviesa con cada nuevo amanecer.
Vivir sumergido en la indecencia del conocimiento inalcanzable, es como ser balanceado por una suave brisa sin conocer su origen.
Quiero gritar al viento y que el eco me devuelva la voz de una divinidad anunciándome el triunfo de la razón.
Quiero aullarle a la luna llena y que esta me haga un guiño en señal de complicidad.
Quiero que un juglar me alegre con sus payasadas y que luego sus ojos brillen en la oscuridad llenos de sabiduría.
Quiero liberarme de mi supuesta alma inmortal para poder así disfrutar intensamente cada instante de mi existencia mundana y sencilla.
Quiero sentir tu roce, tu aliento, tu pasión incontrolada, tu serena armonía interior, tus miedos, tu irrefutable resistencia al caos.
Quiero que cada segundo condense en si mismo la belleza de lo efímero, pintar el cielo de naranja, las nubes de verde, las montañas de púrpura.
Quiero que las trompetas anuncien el fin de la era de la intolerancia y que una ola gigantesca arrastre los restos del naufragio de los dogmas.
Todo esto quiero.
Pero lo que mi ser ansía en toda su extensión, es algo mucho más simple que todo eso.
Lo que yo quiero, mi sirena de ojos avellana, es morir de amor junto a ti.

Apéndice

Pero esto no es así, llegará el otoño y mis canas se peinaran con conformismo, me levantaré como todas las almas que habitan este mundo, y lentamente, el día en que no recuerde que tu ausencia me atormenta, moriré.

Autor: José María Martín Torres
Apéndice: Silvia Holgado Tello.

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