martes, 9 de marzo de 2010

HERMANOS QUINTERO


El pasado jueves día 4, tuvo lugar nuestra segunda tertulia Poemas de Plata, en la cual hicimos lo que pudimos por representar “Sangre Gorda” en la primera vuelta, no fue una interpretación en toda regla, pero resultó más ameno que si hubiera sido simplemente leído, y sirvió para pasar un rato agradable. Luego recitamos varios poemas, que son los que siguen.
Ya tenemos el vídeo listo, está abajo, sigue los poemas y lo encontrarás.

SOLEDAD

Soledad que me enloquece
quisiera apartarla de mi mente.
No es la soledad lo que más quiero,
pero es como mejor me encuentro.

A veces te siento aún rodeada de gente,
a veces no te quiero sentir
cuando de verdad te tengo.

Me parece que estoy loca,
y esta soledad me lo provoca.

Anónimo.


UN ANDALUZ CON GRACIA

Era el andaluz más feo
que vino al mundo en Sevilla.
Muy pecoso, de viruelas,
chiquitín, corto de vista
y con cerdosos bigotes,
con unas tremendas guías.

Pero era un hombre gracioso,
enamorado y de chispa,
que en viendo al lado unas faldas,
se convertía en almíbar.

Plantado un día en la calle
(su ocupación favorita)
no dejaba pasar moza,
que fuese fea, o fuese linda,
a la que no dirigiese
un piropo, una sonrisa,
o si se terciaba el caso,
un convite a unas cañitas.

De pronto, nuestro andaluz
vio que volvía la esquina
dirigiéndose hacia él
una dama distinguida,
a juzgar por su indumento,
por su tipo y bizarría,
pero que viéndola de cerca,
su cara era una desdicha.

Sin embargo, el sevillano
como nunca distinguía
para lanzar chicoleos
de feas ni de bonitas,
encarándose a nuestra hembra
dijo tragando saliva:

“- Vaya con Dios la mujé
más grasiosa y más bonita
q’a movío lo pinrele
por las calles de Sevilla.”

Volviese la dama a ver
al autor de esta salida
y al contemplar a nuestro héroe
más negro que una morcilla,
con más hoyos en la cara
que agujeros una criba,
y con aquellos bigotes,
le contestó la aludida:

“- perdone usté, amigo
que la verdad no me permita
decir de usté otro tanto".
A lo cual él, enseguida contestó:

“- ¡Pues mienta usté
como miento yo, armamía!"

Anónimo.


A LA FUENTE DEL PEREJIL

Rinconcito de Alcalá
que luce solo y vacío,
evocando viejos tiempos,
cabizbajo mira al río.

Cachito del pueblo mío
que lloras triste tu pena,
añorando compañía
en noches de luna llena.

Seco y yermo ahora te hallas
agonizando, inerte,
compungido alzas los ojos,
y tan sólo ves el puente.

Nadie busca tu frescura,
nadie quietud te reclama,
ya no hay borriquillos
que quieran beber tus aguas.

Tus viejas paredes guardan
secretos de enamorados,
y griteríos de chiquillos
con cuerpecitos mojados.

De sonrosadas mejillas,
enrojecidas las manos,
la mujer aceitunera
descansaba en tu regazo.

Pantalones remendados,
con la gorrilla sudada;
fatigado el arriero,
en tu pilón se sentaba.

Rinconcito de Alcalá
que reposa en el olvido,
de ruinosa semblanza,
angustiado, afligido.


Cachito del pueblo mío,
aunque no te conocí,

tu pena mi alma ahoga,

¡AY FUENTE DEL PEREJIL!

Ana Corral Real.

ANA CORRAL Y SUS POLEÁS.
Nació un domingo de mayo
y al día siguiente el seiscientos
hicieron falta los sayos
porque habían malos vientos.

De niña era como un rayo
no conocía el aburrimiento
y jugaba sin desmayo
con tirachinas sin miramiento.

Los gatos fueron tocayos
que siempre estaban atentos
no quiso ser papagayo
prefiriendo otros cimientos.
Cuando la torre veía
despertó su sentimiento
de amor por Andalucía
dejándola sin aliento.

Como no quería convento
se enamoró de un buen payo
y llegó al convencimiento
de que era el mejor ensayo.

Fue una madre pararrayos
sabiendo dar escarmientos
no quería a los lacayos
y llegó al Ayuntamiento.

En su corazón creció un cayo
por mejorar los momentos
luchaba contra el soslayo
que borraba sufrimientos.

El dolor de corazón la hizo escritora, pero antes aprendió el arte de cocinar y llegaron sus Poleás…
En medio del patio plantó la bombona de butano y encendió el hornillo con decisión; en esos momentos el perol de dos asas la miraba con dulzura aunque le esperaba el fuego.

El primero en llegar a la fiesta fue el aceite de oliva, ese milenario que sabe adaptarse al cuerpo y al alma de cualquier plato.

Cuando estaba caliente se echó encima la indómita matalauva desnudándose muy lasciva y fundiéndose durante un buen rato.

La leche irrumpió en el perol de una forma decisiva, y con su blanca desnudez por bandera comenzó a dar vueltas de inmediato.
Y por fin llegó la harina del trigo que siempre es la más altiva, la que da el cuerpo a la poleá provocando su ruptura hasta con el celibato.

La fiesta llegó al clímax cuando el azúcar copulativa puso orden en las vueltas y vueltas sin parar hasta llegar al final de un buen relato.


En la mesa esperaba el pan recién frito que calentaba los platos y esperaba de una forma primitiva que lo inundaran hasta rebosar de olfato.

Las mieles de abejas rebeldes se cayeron encima para que la canela molida se esparciera
libremente en aquel oasis, en el círculo de lo dulce y su mundo infinito.


La primera cucharada de poleás

me llevó a la poesía de Alcalá
que tiene su soleá

así son las de Ana Corral.

Juan F. Vergara

Alcalá de Guadaíra, febrero de 2010

Si quieres ver el video de la divertida sesión de Poemas de Plata, pincha aquí abajo y no olvides nuestra próxima cita, el jueves 25 de marzo, en la que homenajeraremos a Ignacio Sánchez Mejías. Tráete algo suyo para recitar y algo tuyo para enseñarlo. ¡No te cortes!

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